Resuenan
los mel�dicos acordes de tu voz, qu� ser�a del mundo si no existiesen tus
palabras, la mano sabia que sabe la soluci�n para los problemas del silencio.
Navegando
en la ilusi�n emerge esa armoniosa canci�n sin necesidad de regirse por la
combinaci�n precisa de sonidos, s�lo necesita tu voz para ser euritmia precisa
en la l�dica brisa de la madrugada.
Es
tu voz plateada la que desangra mi a�oranza, en esta inusitada tardanza del
amor, a la que le escribo hoy, palpitando enternecido por la influencia
predominante de ese sonido por el cual sue�o sin dolor.
Dulce
llama de ilusiones es tu voz que proclama alrededor de este pensador, los
anhelos emergentes que hacen que piense en ti, como motivo atrayente para mi
inquieto coraz�n, que busca sin descanso una raz�n para elevarte al infinito,
y encuentra el punto preciso en donde apoyar su valor, para abocarse plenamente
a la espera de tu querencia, sin tener idea alguna sobre si tu sonrisa p�rpura
llegue a responder a su plegaria alg�n d�a.